jueves, 19 de febrero de 2015

98 | 13/2/12 – Granada, España. Nubes con formas extrañas.



Lunes, el día más odiado de la semana. La casa estaba prácticamente vacía, o al menos eso parecía. El salón nunca había estado tan calmado, Alice leía sentada en una de las sillas, mientras Max dormía en una de las alfombras, junto a la chimenea encendida. El crepitar de la leña relajaba a Alice, le gustaba leer con ese sonido de fondo y a Max le relajaba tanto que le hacía dormirse.

La respiración de Max era lenta, acompasada. Dormía en pijama de pantalón corto, en aquella casa siempre hacía calor y más frente al fuego; le gustaba sentir la calidez en su piel.

Alguien bajaba las escaleras, melena blanca hasta casi los hombros, complexión fuerte, ropas negras... Zero se disponía a ir a la cocina a por algo de comer pero algo le frenó. Quizás fue aquel ángel que había caído del cielo en la alfombra del salón.

Se acercó con cuidado, nunca le había gustado despertar a Max, le daba pena, dormido estaba tan mono... Se arrodilló y se aproximó un poco más, le gustaba verlo así de tranquilo dormitando. Hasta que Max comenzó a despertarse.

-Hhmm...

Abrió los ojos y se encontró con la cara en primer plano del que había sido el amor de su vida durante tanto tiempo. Solo pudo decir...

-¡Aaaaaaaah!
-¡Ah! -exclamó Zero, que se había asustado también.
-¿¡Qué haces!? -preguntó asustado Max con las mejillas casi al rojo vivo.
-N-Nada, solo te estaba mirando... -respondió aún echado hacia atrás.
-Ah...

Se produjo un silencio incómodo. Max no sabía qué decir, Zero no sabía qué decir, Alice seguía con su lectura como si no hubiese nadie en el salón. El menor de verdad quería hablar con Zero, le había dado taaantas y taaantas vueltas al tema de la reconciliación...

-Emm... Esto...
-¿Sí? -preguntó Zero dándole pie.
-Eh... Yo... He estado pensado en lo nuestro y...
-¿Sí...? -preguntó de nuevo emocionado.

Ese era el momento perfecto para que alguien lo interrumpiese.

-¡Hola enano! -saludó Koichi que entraba por la puerta.
-Hola melenas. -contestó.
-¿Has visto a Hiro?
-Que va, llevo un rato durmiendo aquí.
-Bueno, gracias igualmente. Hasta luego. -se despidió sonriendo.
-Bye...

Koichi subió por las escaleras y se perdió de la vista. Zero que se había desinflado como un globo al ver al moreno volvió a hincharse al ver que Max quería continuar la conversación.

-B-Bueno, lo que intentaba decir es que... -intentó de nuevo más sonrojado aún.

Ese era el momento perfecto para que alguien lo interrumpiese. De nuevo.

-Hola guapo. -saludó Kevin bajando las escaleras.
-Gilipollas. -contestó simplemente Max.
-¿Qué hacéis? -preguntó sentándose junto al menor en el suelo.
-¿Sabes que sobras un poco, crestas? -espetó Zero, harto ya y de un humor de perros.
-Oh, perdonen señores, que interrumpo su cópula. -se excusó el rubio haciendo una reverencia chistosa.
-¡N-No es una cópula, imbécil! -gritó Zero sonrojándose también mientras Max se tapaba la cara con una mano.
-Vale, vale, ya me voy...
-Quita esa mano. -contestó Max apartando la mano del rubio de su trasero.

Zero amenazó con saltarle y Kevin se tuvo que marchar. Abrió la puerta y salió, dejándolos solos de nuevo. Max no desaprovecharía más el tiempo, tenía que actuar rápido.

-Es que verás, Zero, yo... -dijo acercándose todo lo que pudo mientras le tocaba el muslo con la mano.

SÍ. Podían interrumpirlos nuevamente.

-Maxie, ¿has visto a...?  ¡Ooops, perdona, perdona! -exclamó Hiro que acababa de entrar y corrió a las escaleras tapándose la cara.

Max y Zero estaban ya muy hartos de todo aquello y el menor decidió ir directamente al grano. Cogió la corbata de Zero y acercó sus rostros todo lo que pudo.

-Zero, yo quiero que me...

La frase que nunca acabaría. Fue nuevamente interrumpida, esta vez por alguien pequeño que se había abalanzado al cuello de Max.

-¡Maaax! -gritó sollozando un niño rubio.
-¿Qué pasa ahora....? -preguntó un poco hasta las narices ya.
-Allan y Allen están usando sus poderes, le han dado a Misaki sin querer y Kain los está persiguiendo por todas partes para morderlos.
-Off... Espérame un momentín y ahora voy, ¿vale? -dijo cariñosamente a su primo.
-Vale...

Matt volvió a subir las escaleras y la parejita volvió a quedarse sola. Bueno, con Alice de fondo que parecía que la vida de los demás le importaba más bien poco.

-Bueno, ya te lo diré en otro momento... -dijo Max finalmente.
-Pero...

Max se acercó y parecía que los astros se habían alineado, pues nadie los estaba interrumpiendo. Le dio un suave beso, uno solo. A Zero se le hizo corto, le había pillado tan de sorpresa que ni siquiera pudo abrazarlo o besarlo de vuelta.

-Espero que con eso te valga por ahora. -sonrió antes de desaparecer por el hueco de la escalera.
La sonrisa de Zero no le entraba en la cara. Estaba radiante, Max, SU Max, le había dado un beso. Él. A Zero. Se sentía morir, estaba tan feliz que sabía que en ese momento nada le molestaría.

-¿Qué te pasa que estás tan feliz? ¿Has pensado en montarte un mènage a trois con Max y conmigo?
-preguntó Jessica, que había aparecido de la nada.
-Ahora tus comentarios pervertidos no me afectan. -contestó aún sonriendo y mirando al infinito.
-Que tío más sieso... Todo el día pensando en Max. Max esto, Max lo otro, follándote a Max aquí, enculándolo allá...
-¡Eres una bestia! -exclamó.
-Dime que no es lo que te gustaría hacer ahora. -dijo levantando una ceja.
-Bueno vale... Es que llevo a pan y agua 9 meses... -contestó bajando la cabeza.



Aunque era febrero y se supone que hacía frío, Tatsuha no necesitaba abrigo, estaba tumbado en uno de los sillones de exterior en camiseta de tirantes. Emily lo miraba y solo de mirarlo, ya le daba frío.

-Oye, pues este sitio es bonito, hay mucha gente pero se está bien...
-Sí, no está mal... -contestó la morena.
-Y aquí, tomando el solecito... Que blanco estoy, ¿no?
-Hhm... -Emily no sabía qué contestar, ni siquiera hacía sol.
-¿Cómo has dicho que te llamabas? -preguntó mirándola.
-Emily, Emily Strange, ya te lo he dicho muchas veces... -dijo levantando una ceja y medio sonriendo.
-Eres muy guapa. -dijo Tatsuha acariciándole la cara.
-Gracias...
-¿Quieres pasártelo bien conmigo? -preguntó acercándose peligrosamente.
-¿P-Perdona?
-Sí, venga.
-¡Déjame, pervertido! -exclamó rechazándolo.
-Bueno vale...

Se quedaron callados unos instantes.

-¿Sabes? Llevo mucho tiempo enamorado de una persona, ya casi dos años... -dijo el moreno.
-¿Sí? ¿Y por qué no le pides salir?
-No me conoce... Él es famoso... Sí, ya sé que es una tontería, pensar que podría estar conmigo o que lo estoy confundiendo con admiración pero... Aún así... Me gusta de todos modos. Lo vi en directo varias veces y aunque intenté acercarme fue imposible.
-Las fans y los guardaespaldas imagino... Seguro que lo acabas conociendo, no creas que es tan difícil... Espero que tengas suerte. -le deseó Emily levantándose.
-Gracias guapa. -le agradeció Tatsuha.

-Sería una verdadera suerte encontrármelo. -susurró ya a solas.

Al entrar en la casa Emily, Ryuichi aprovechó para salir, quería fumar y hacerlo dentro era de mala educación, así que salió al porche. Sacó la cajetilla y se dio cuenta de que le faltaba el mechero. Palpó todos sus bolsillos en busca de un encendedor, pero definitivamente lo había olvidado dentro de casa. Había un chico, quizás el también fumase y le podría dar fuego.

-¿Perdona, tienes fuego? -preguntó el pelirrojo acercándose.
-J-JODER...
-¿Eso es un sí o un no? … ¡A-Ayuda! ¡Se ha desmayado un chico aquí!


Fotohistoria aquí y aquí

97 | 6/2/12 – Granada. Día completamente normal.



Era una tranquila mañana de viernes. El cielo estaba despejado, los pajarillos cantaban, la luz se colaba por las cortinas iluminando la habitación de Max. Había dos bultos en su cama, ambos tapados hasta arriba con las sábanas. Se podían intuir dos figuras masculinas. Una de ellas comenzó a despertarse, se irguió y estiró los brazos con fuerza.

-Hhm...  -murmuró Max a punto de despertarse.

El otro le miró y le sonrió. Acercó su mano y comenzó a acariciarle la cabeza.

-Buenos días, enano. -dijo con entusiasmo el moreno.
-Uuhhm... Buenos días, Hiro... -contestó el menor frotándose los ojos.
-Hace un día muy bonito, ¿no crees?
-¿Cómo puedes tener tan buen humor por las mañanas? -preguntó Max con cara de asco y sueño.
-No sé... Hace un día bonito, he dormido bien por primera vez en mucho tiempo y estoy aquí con mi amigo, ¿qué más puedo pedir? -sonrió el moreno.
-Hahaha, qué optimista eres, Hiro... Aaaah, pues yo tengo sueño... -dijo Max bostezando.
-Estarás cansado de ayer por la noche... -contestó burlón sacando la lengua.
-Me han dado más caña y durante más rato, no te eches flores. -dijo frío el menor.
-No me echo flores enano... Entonces qué, ¿has vuelto con Zero? Ayer me lo ibas a explicar y acabamos haciendo otras cosas...
-Ciero... Pero ya sabes Hiro, tengo mis necesidades.
-Lo sé, por eso no te paré. -rió.

Max se quedó mirando a sus manos por unos instantes, se notaba un poco alicaído. No es que no le gustase tener sexo con su amigo, ya eran muchos años y había cierta confianza... Pero él quería estar con Zero. Y a la vez no quería, le asaltaban las inseguridades y pensaba ¿Y si me da otro aire y le vuelvo a hacer una putada? Él ya lo ha pasado bastante mal...Max quería estar 100% seguro de que amaba a Zero y de que sus sentimientos por él eran igual de fuertes e intensos que los que el peliblanco sentía por Max.

-Hace ya un tiempo que estoy solo y... Estar solo me hace pensar, me hace sentirme vacío, no quería estar como hace unos años... -dijo al fin en voz alta.
-Que bonito... ¡Has madurado, ya no te quieres tirar a todo lo que ves! -dijo contento Hiro pasándole un brazo por los hombros.
-Shut up!
Max estuvo de morros un momento y después de mirar a Hiro y a su cara de “sigue con la historia” volvió a hablar.
-Empecé a recordar los buenos momentos con Zero... Lo bien que cuidó siempre de mí... Lo mal que lo traté yo... No se merece nada malo...
-¿Y entonces?
-Entonces... Me disculpé, fui a hablar con él y me disculpé por todo lo que le había hecho.
-Qué fuerte... Tú disculpándote... Hiciste bien. Aiiis, mi pequeño Max, que se hace mayoooor. -dijo Hiro abrazando al menor.
-Hahah, ¡cállate! … Bueno... El caso es que me puse a llorar, y ya sabes que a Zero le da mucha pena cuando lo hago y me consoló y bueno... Nos besamos... Bueno, me besó él...

Hiro esperó unos segundos, su cerebro lo estaba procesando. Giró rápidamente la cabeza y miró a Max con seriedad y sorpresa.
-¿Y entonces qué leches haces acostándote conmigo?
-Oye, que no dijimos nada de volver, soy libre aún y lo tengo muy claro... Si quiere volver conmigo quiero sinceridad completa. Así que cuando lo vea hablaré con él, no vaya a ser que se haga ilusiones tan rápidamente.
-Madre mía... Cómo para salir contigo, menos mal que somos follamigos...
-Anda cállate, ¿te hace un polvete mañanero? -preguntó Max sentándose encima.
-Venga, vale. -contestó sonriendo.

Hiro y Max se habían acostado muchas veces, sabían lo que le gustaba al otro, lo que no, sus mejores puntos, las posiciones más cómodas... Aún así nunca iba más allá de follar como animales en celo. No había amor romántico, no había “te quieros” en mitad del acto, no había caricias y cigarros después. Max gemía, gritaba y botaba encima de Hiro que solo podía agarrarse de las caderas del menor y darlo todo debajo de las sábanas.

-¿Max? … ¡Max!

El castaño sacó la cabeza de debajo de las sábanas.
-O-Oh... Hola Zero... -saludó incómodo.
-Qué coño... -contestó el peliblanco.
-Venga hombre, ya estoy en medio otra vez, si es que no me libro nunca... -susurró Hiro tapándose la cara con una mano.

Típica escena de comedia romántica. Max se levantó desnudo y encaró a Zero que estaba tan enfadado que podría haber echado espuma por la boca como un perro rabioso.

-¿¡ME ESTÁS ENGAÑANDO CON HIRO!?
-¡NO PERDONA, NOSOTROS AÚN NO SOMOS NADA Y YO SOLTERO ME TIRO A QUIEN ME DE LA GANA!

La cara de Zero se relajó y a la vez se tiñó de preocupación.
-¿Qué...?
-Zero, nos besamos y yo me disculpé y estaba muy triste y nos abrazamos... Fue todo tan rápido, me pillaste con las defensas bajas... No quiero ir tan rápido, necesito saber que estoy completamente enamorado de ti. -concluyó.
-Yo pensaba... Bueno vale, vale, si tengo que enamorarte otra vez lo haré. -dijo con convicción cerrando un puño.

-A todo esto, Hiro, ¿tú no estabas con mi prima? -volvió a decir Zero.
-Yo...
-¡Hijo de puta! ¡No solo engañas a mi prima si no que te tiras a mi futuro novio! -gritó el peliblanco abalanzándose sobre Hiro.
-M-Maaax... Socorro... -murmuró Hiro mientras Zero le asfixiaba.
-No os conozco a ninguno de los dos. -dijo simplemente el menor mientras ordenaba la ropa.



Fotohistoria aquí