lunes, 20 de mayo de 2013

62 | 27/10/10 – Granada, España. Nublado amenazando tormenta. (2)



Yasu corrió escaleras arriba pero alguien lo sujetó por el brazo. Era Hikari. Hikari con cara de preocupación, que lo miraba dos escalones abajo. El moreno, que no solía detenerse por nadie ni nada, se detuvo unos segundos y miró a la peliblanca.
-¿Qué? -preguntó frío.
-Yasu... Lacey ahora lo último que quiere es escuchar una charla, y menos tuya. ¿Por qué no bajas y te tranquilizas un rato? Ella querrá hablar contigo, solo dale tiempo.
Yasu la miró indiferente y después posó su mirada al final de las escaleras. Volvió a mirar abajo y resignado, volvió al salón.

La sala se llenó rápidamente, había invitados y desde hacía un tiempo, habían estrechado lazos con los miembros de la familia CLOUD. Todos discutían alegremente. Bueno, todos... Max sentado en el regazo de Zero hablaba con una chica pelirroja llamada Kïrthia, su cara repleta de pecas lo miraban ilusionada.

-Me gustaría irme de viaje a algún lado... -dijo apenado Max.
-Vente a nuestra casa, seguro que lo pasas muy bien. -le insinuó a pelirroja guiñándole un ojo.
-Ni caso... Esta quiere algo de ti. -respondió Haibara, una chica de 15 años muy simpática.

Kïrthia le dedicó una mirada de odio y vergüenza a su hermana.

-¡Pero si tiene cara de no haber roto un plato en su vida! -la defendió Max.
-¿Seguro? Hace tres años que no la vemos, ¡pero sigue estando tan loca como siempre! -sentenció la hermana mayor, Sui, la chica que rechazó a Sebastian unos días atrás.
-Normal, siendo hermana vuestra e hija de Marie... -dejó caer el vampiro.
-Desgraciado... -soltó Sui muy despectivamente.
-Sebas, no digas eso... -pidió Max.
-Solo digo la verdad.
-La verdad es que sí... Aunque no me acuerdo mucho de mis hermanas mayores... Por algo las mandó mamá a estudiar a otros países. -dijo Haibara finalizando su frase con una risita.
-Si claro bonita, me vas a decir que tú eres la más normal, con tu hiperactividad. -dijo enfadada Kïrthia.
-¿Qué me has dicho, cara de granja? Te has pasado tres años en una granja en Irlanda y ahora me vienes con que la rara soy yo. -respondió la hermana menor.
-¡Oh, lo que me ha dicho! -saltó la pelirroja.
-Dejad de gritar, vais a despertar a Lacey que estaba descansando. -ordenó Sui haciendo callar a todo el mundo.

Tarde. Lacey bajaba las escaleras somnolienta sujetándose la cabeza. Se aproximó a la pequeña reunión de familias y se restregó los ojos.

-Que sueñooo....
-¡Hala! ¡Ya la habéis despertado! -exclamó furiosa Sui.
-¿Eh, qué? Qué hambre tengo...
Yasu salió de un rincón, y como un vendaval, agarró a su amante de la mano y la condujo hasta la escaleras.
-Ven... Tenemos que hablar.
Lacey extrañada lo siguió y se perdieron de la vista de los demás por el hueco de las escaleras.
-¿Ese no es el que se había desmayado antes? -preguntó Kïrthia riéndose.
-Sí. -afirmó Sui acompañándola en su risa.

En el piso de arriba y usando la habitación de Zero, Yasu se sentó en el sofá. Se restregó la cara mil veces y suspiró otras mil veces. Lacey, sentada en el borde de la cama lo miraba preocupada.
-Lacey... ¿Por qué no me recordaste que la única manera que tenéis tu hermano y tú de tener hijos es en las noches de luna llena? -preguntó exasperado.
-P-P-Pero... yo pensaba que tú sabías que esa noche habría luna llena... Yo no lo sabía... -dijo desconsoladamente Lacey.
-No perdona, yo no lo sabía. Cuando estoy con una chica en la cama no me fijo precisamente en la luna. -respondió el moreno.
-¡Lo mismo te digo!
-Bien... Bien. ¿Y ahora qué hacemos? -preguntó Yasu.
-Ya veo lo que opinas tú de todo esto... Yo lo voy a tener... Si tú no te quieres ver implicado en esto... Pues nada... -dijo desviando la mirada de su amante demonio. -Escúchame, yo te quiero. Y si quiero tener este hijo es porque es tuyo... -terminó rompiendo a llorar.
-Yo... He dejado preñadas a muchas tías... Y esta es la primera vez que me planteo no desaparecer... Lo que soy es un cabrón, pero es muy tarde para cambiar ya. Puedo... intentar ser padre. -dijo para sí mismo mirando al techo.
-Si claro... Sebas tiene razón, enamorarme de alguien que no siente lo mismo por mí es terrible... A lo mejor le hago caso y no tengo el bebé... -declaró la vampira.
-Lacey, te quiero. Y quiero que tengamos el bebé. -le dijo el demonio sujetándole las manos a su novia. -Si me viera Satán...
-¿E-En serio?
-¿Tengo que volver a decirlo? Me ha costado mucho...
-Si no quieres no hace falta. ¡Eres adorable! ¡Te quiero! -exclamó saltando a los brazos del futuro padre de su hijo.
-Y yo Lacey. -le respondió el padre demonio. -¿Es niña, o niño? Aunque... No sé si se puede saber tan pronto. -preguntó curioso.
-Hikari me ha dicho que ella lo puede averiguar ya aunque sea muy pronto. Ella tenía las pruebas, así que ella lo sabrá.

Hablaron muy ilusionados durante un rato. Yasu se sentía como un niño pequeño, no podía parar quieto, se sentía raro, se sentía feliz por primera vez en muchísimo tiempo. Deseaba de veras tener un hijo con aquella mujer, aquella vampira que había robado su corazón demoníaco. Esperaron a Hikari para saber si sería un niño o una niña. Yasu por supuesto quería un niño, quería llevárselo al parque y jugar a fútbol con él, quería verlo hacer travesuras, coger bichos... Estaba hasta pensando en las regañinas que le echaría y que no se tomaría en serio ni él mismo, pero igualmente le hacía mucha ilusión.
A la media hora apareció Hikari y les dio la enhorabuena a ambos y procedió a mirar las pruebas a fondo.
-¿Sabes los resultados ya de las pruebas? -preguntó la morena impaciente.
-Ah, ¡sí!
Hikari revisó una vez más las pruebas y después miró a la joven pareja.
-Enhorabuena, vais a tener una niñita endiabladamente mona. -contestó sonriendo.
-Ya no podré jugar al fútbol... -dijo algo decepcionado Yasu.
-¡Qué guay! ¡Una niña! -gritó Lacey saltando. -¿Y por qué no vas a poder jugar al fút...
Lacey no pudo acabar la frase. Mareada se tambaleó y Yasu la agarró de la cintura, sujetándola firme y recta.
-Anda, que como saltes más ya no será ni una niña... -bromeó Yasu ayudándola a sentarse en la cama. -Ven aquí. -dijo el demonio abrazándola.

Tras unos segundos de silencio...

-Qué guapo eres. -dijo de pronto Lacey mirándolo a los ojos fijamente.
-Bueno, será mejor que os deje tranquilos celebrándolo. -sonrió Hikari saliendo de la habitación.
-Ah... Este...
-Hasta luego. -se despidió Yasu.

Ya a solas, Lacey se sentó cómodamente sobre su amante mirándolo a los ojos.

-Una.... niña... -articuló Yasu.
-Qué sorpresa, ¿verdad? ¿Has pensado algún nombre? -preguntó la chica.
-Yo es que con las niñas no me llevo especialmente bien.... Pues no, prefiero que lo elijas tú.
-Yo... Me gustaría llamarla como mi madre... Zoe... Zoe Hate. Suena bien, ¿verdad?
-A mí todo lo que lleve mi apellido me suena bien. -dijo Yasu. -Y, ¿qué se supone que tenemos que hacer los padres? -preguntó inocente.
-No lo sé... Hombre, yo creo que criar a una niña es igual que criar a un niño... Sebas y yo nos criamos en las mismas condiciones.
-Sí, y salió un pervertido y una buenorra. -rió Yasu.
-¿Yo buenorra? ¡Eso dímelo dentro de cinco meses con el bombo! -rió echándose encima de su amante.
-No, si la buenorra es tu hermano.
-Entonces yo soy el pervertido, ¿no? ¡Ahora vas a ver! -exclamó Lacey lanzándose al cuello de Yasu.
-¡Cómo se les revuelven las hormonas a las embarazadas! Um... Trae aquí ese culo.

Mientras tanto, en el piso de abajo, la conversación seguía.

-Joder... -se quejó Sebastian.
-Pero Sebas, no estés nervioso hombre... -le consoló Sui.
-Mi hermana lleva un demonio en su vientre, ¿cómo no quieres que esté nervioso? -estalló el vampiro.
-¿Os imagináis un mini Yasu? -preguntó Haibara sonriendo.
-Prefiero que no la verdad... -susurró Zero.
-Yo tampoco... No quiero que me mate un bebé. -dijo asustado Max.
-En cualquier caso, si Lacey y Yasu son pareja y están esperando un bebé, ¿podrían irse a vivir juntos no? … Lejos...  -dejó caer Zero, que no le hacía muy feliz la presencia del demonio en la casa.
-Pues no es mala idea, ¡en mi casa ya somos muchos! -se quejó Haibara.

Unos minutos más tarde bajaron Lacey y Yasu cogidos de la mano. Yasu sin camiseta y Lacey con la melena despeinada y los pantalones mal abrochados.

-Hola a todos. -saludó Lacey sonriendo.
Me imagino de donde saldrán estos dos... pensó Kïrthia mirándolos de reojo.
-¿Qué miras? -le preguntó Yasu a la pelirroja.
-Nada... nada... (¡Qué bueno estás!) -le respondió.
-Bonito peinado Lacey. -comentó Sui entre risas.
-Ups... -Lacey intentó peinarse la melena con los dedos.
-¿Habéis pensado en iros a vivir tú y Yasu solos? -preguntó Haibara.
-Oye, pues no sería mala idea... -dijo Lacey mirando a su novio mientras este lo aprobaba asintiendo.
-Ni hablar. Me niego a que te vayas con él, el bebé se queda con el tito Sebas. -ordenó Sebastian enfadado levantándose del sillón.
-¡Anda ya! Eso te lo has creído tú. -le respondió su hermana.
-Menudos titos va a tener la niña... El tito Sebas vampiro y el tito Satán. -se burló Yasu.
-¡Y que lo digas!

Todos rieron y finalmente, los invitados se fueron. Lacey se despidió repetidas veces de su amante, Yasu intentaba no soltarla, pero no podía (Acabó soltándola por culpa de Sebastian). Se fueron todos y la casa volvió a su ritmo habitual.

El demonio, sentado en su colchón en el ático miraba el cielo oscuro y estrellado pensando en su estrella, Lacey, y en su estrellita, Zoe Hate.




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