domingo, 20 de octubre de 2013

71 | 7/2/11 – Granada, España. Noche.




Noche de lunes. Muchos podrían afirmar que los lunes son odiosos, pero después de aquella noche, tres hombres asegurarían que ese fue el peor lunes de toda la historia.

La casa llena, como de costumbre. Hikari, Megumi, Jessica y Judith jugaban a las cartas en pijama. La pelirroja había insistido en jugar al strip poker pero las demás se negaron en rotundo, a lo que Jessica murmuró un “estrechas” que nadie llegó a oír.
Momoe le hacía trencitas a Hiro mientras éste limpiaba las cuerdas de su guitarra sentado en el suelo. Se dejaba hacer, según él, Momoe era simplemente adorable y no podía decirle que no a nada.

Koichi estaba sentado en un sofá viendo la televisión mientras esperaba a su novia. Se había puesto el pelo castaño cobrizo hacía unas semanas, y eso, añadido al moreno de su piel le hacía parecer una zanahoria gigante (Palabras textuales de Max).
Sakura abrió la puerta y saludo con una sonrisa a los demás. Se la veía cansada. Más apagada de lo habitual, ya que Sakura solía ser la fuente de energía viva de la casa, con su alegría y su buen humor con todo el mundo. Se acercó a Koichi y le indicó por señas que saliera al pasillo con ella. Koichi la obedeció y cerró la puerta a sus espaldas, confuso... Si tenía que decirle algo y no podía ser en presencia de los demás, no podía ser nada bueno.

-Hola cariño, ¿qué tal el día? -preguntó Koichi besando a Sakura, quién solo puso la mejilla.
-Muy bien, pero Koichi... Tenemos que hablar.
-Euh... (¿Qué has hecho esta vez Koichi? Es la peor frase que te puede decir una mujer... O la has dejado preñada, o te va a dejar... ) Dime cielo...
-Verás Koichi, llevo un tiempo dándole vueltas y...
-Ajam... (Me deja fijo...)
-Koichi... Nunca estás conmigo. Cuando tienes un tiempo libre te lo pasas o con Max o espiando a Shinku, porque te he visto. Hemos estado juntos en toda la semana una vez... Creo que no has superado esos dos amores, Koichi...
-Pero Sakura, qué cosas tienes, eso es mentira... Y-Yo tengo muy superados a Max y a Shinku, n-ni me gustan, n-ni los miro, n-ni nada... -tartamudeó Koichi hecho un manojo de nervios.
-Koichi, estás tartamudeando, pareces Lady Gaga.
-E-Eso no es verdad... -contestó Koichi desmoronándose.
-Lo siento, pero lo mejor es que lo dejemos, ya lo hemos intentado y sigue sin funcionar, yo... No puedo más, soy comprensiva, pero Koichi, tengo un punto y tú lo has sobrepasado... -dijo Sakura cogiéndolo de la mano.
-S-Sakura por favor, no puedo vivir sin ti...-imploró Koichi agarrándose a la mano de Sakura.
-Lo siento... -dijo Sakura soltando la mano de Koichi.
-No Sakura, por favor, no me dejes otra vez...
-Lo siento Koichi. -repitió Sakura entrando al salón.

Koichi se quedó unos segundos plantado en el sitio y rompió a llorar. Los tacones de Sakura resonaron, estaba subiendo las escaleras, seguramente para meterse a su cuarto a llorar también, pensó Koichi. No podía contener las lágrimas aún cuando abrió la puerta del salón y vio a todas las chicas y a Hiro mirándolo de hito en hito.
-¡Koichi! -gritó Hikari levantándose de la mesa.
-¿Estás bien? -preguntó Hiro dejando una cuerda de su guitarra en el suelo.
-E-Estoy bien... -dijo Koichi, pero el simple hecho de pronunciar esas palabras hizo que rompiera a llorar aún más fuerte.
Las chicas y Hiro lo rodearon y lo sentaron en una silla con ellas. Hiro le daba pequeñas palmadas en la espalda mientras lloraba desconsoladamente sobre la superficie pulida de la mesa con los brazos extendidos. Las chicas lo apoyaban y le acariciaban suavemente como muestra de comprensión.
-Terapia. -dijeron todas a la vez.


La única persona que no se había enterado de nada era Max, que dormía en un sofá del salón. Había estado estrujándose el cerebro todo el día escribiendo poemas y no podía más. Sucumbió al sueño mientras veía una serie en la televisión. Aquellos días habían sido muy duros para él. Kevin no desaprovechaba ningún momento en el que Zero no estuviese presente y Max tenía que ir corriendo a los brazos de cualquier persona de la casa (Excluyendo a Jess, porque seguramente ésta propondría un trío y Kevin aceptaría). Las chicas y Hiro animaban a Koichi en silencio al fondo del salón. Habían encendido el fuego para que se sintiera más reconfortado.

Zero, que había estado meses preparando la pedida de matrimonio había fracasado todas las veces. La primera, la cual iba a ser en un restaurante de lujo fue una chapuza ya que, justo cuando se lo iba a pedir y estaba empezando el discursito, la cocina prendió fuego y tuvieron que desalojar el restaurante. La segunda fue interrumpida por Ryuichi, que según Zero era muy jodidamente oportuno. Así que desechó las ideas románticas y pensó pedírselo allí mismo delante de todo el mundo si hacía falta. Bajó las escaleras decidido, con el anillo en el bolsillo y listo para pedírselo a Max.

Llegó al piso de abajo y aunque vio a toda aquella gente no se acobardó, al fin y al cabo estaban a lo suyo, y Zero tampoco tenía pensado gritar. Tal vez por la presión Max se vería obligado a decir que sí, y eso ponía de muy buen humor a Zero.

-Cariño, despiértate, tengo algo importante que decirte.-susurró Zero al oído de Max mientras lo zarandeaba un poco para despertarlo.
-Hhhmm... ¿Qué pasa? -preguntó Max incorporándose y frotándose los ojos.
Zero hincó rodilla y sujetó con firmeza la mano de Max.
-Max, ¿quieres casarte conmigo? -preguntó mirando a su amante a los ojos.
-¿¡EH!? -gritó sorprendido el menor.
Se hizo el silencio y todos los seres vivos de aquella habitación miraron a Zero. Éste sentía hasta la mirada de una mosca que molestaba volando cerca de una ventana.
Max sonrió y antes de poder contestar Zero hizo un ademán para que guardara silencio.
-Antes de que me des tu respuesta, tengo que contarte algo... -dijo Zero sentándose junto a Max en el sofá.
-¿El qué? -preguntó Max arqueando una ceja, pues no le gustaba el tono en el que lo había dicho su amante y se olía a chamusquina.
-Es un poco largo así que... Bueno... Verás, hace mucho tiempo, antes de conocerte, en mi trabajo en la mafia se integró un nuevo miembro, Yuki. Era una chica muy normal, amable y simpática. Se enamoró de mí, pero por aquel entonces yo no quería ni oír hablar de amor -Max ya no miraba a Zero- Yuki siempre me acompañaba a las misiones, y bueno, aunque no me guste admitirlo le pillé confianza -Max estaba frunciendo el ceño aunque Zero no lo veía- Un día le encomendaron una misión en una planta nuclear y le dije... Algo horrible. Le dije que podía hacerlo sola, que estaba capacitada. Acabó yendo sola y con la radiación de los productos tóxicos nucleares... Enfermó. De cáncer. Fue un cáncer que avanzó muy rápido, y cuando estaba en su lecho de muerte se confesó, dijo que estaba enamorada de mí y que quería morir casada conmigo -Max tenía la mirada perdida en el suelo- Yo, aunque no quisiera no podía decirle que no, no podía decirle que no quería casarme con ella cuando fue mi culpa que arriesgara su vida de aquella manera... Le dije que sí y nos casamos, pero, a los pocos minutos... Falleció. Y yo, pues... Me sentí muy mal, y ahora quiero tener un matrimonio con amor, y que dure más de una hora a ser posible. Max, necesitaba contarte esto, no podía guardármelo, no podía mirarte a la cara y decirte que eres la primera persona con la que me he casado... -terminó Zero.

La habitación estaba de nuevo en completo silencio. Hasta Koichi había dejado de hipar y sollozar. Miraban con los ojos como platos a Zero, y Momoe, muy triste estaba apunto de llorar. Max seguía mirando el suelo.

-¿M-Max? -preguntó Zero preocupado tocando el brazo de su amado.
-¿¡O SEA QUE HAS ESPERADO TODOS ESTOS AÑOS PARA CONTÁRMELO!? -gritó Max quitando la mano de Zero de un golpe y levantándose.
-Max yo...
-¿¡Y ME LO DICES EL DÍA QUE ME PIDES MATRIMONIO!? -gritó de nuevo atónito.
-Tampoco te tienes que poner así, eso fue hace ya mucho tiempo, ni tan siquiera te conocía...
-¿¡QUÉ NO ME PONGA ASÍ!? ¡Recuerdas cuando llegaste y me enteré de que eras mafioso! ¡Me sentí fatal, todos estos años engañado! ¡Y no me importó! ¡Te pregunté si tenías algo más que decirme y te callaste! ¡TE CALLASTE! ¿¡Y AHORA ME VIENES CON  ESTO!? ¿¡SABES!? ¡SE ACABÓ! -gritó Max enfadado.
-¡No, Max, espera! -suplicó Zero levantándose también.
-¡NO, ZERO! ¡SABES DE SOBRA QUE NO SOPORTO QUE ME ESCONDAN COSAS!

Mientras seguía la disputa y nadie decía nada por miedo a llevarse un golpe de Max, que parecía bastante enfadado, Kevin abrió la puerta del rellano y entró extrañado.

-¿Qué pasa chicos, a qué viene tanto grito? -preguntó acercándose.
-No pasa nada Kevin... -contestó Zero mirando a su amigo.
-¿¡AH, O SEA QUE AHORA NO PASA NADA!? ¡PUES QUE SEPAS QUE KEVIN, TU AMIGUITO, ME VIOLÓ HACE DOS AÑOS EN UN CALLEJÓN PORQUE NO TENÍA DINERO PARA PAGARLE LA DROGA!
-¿Qué dices, Max... ?-preguntó Zero totalmente confuso.
-¡SÍ, YO TAMBIÉN SÉ GUARDAME COSAS! ¡Y SI NO TE LO CONTÉ ES PORQUE ES TU AMIGO, PERO COMO YA NO SOMOS NADA, TE LO DIGO CON TOTAL TRANQUILIDAD!-le volvió a gritar Max.
-Tranquilidad no tienes mucha... A ver Max, que estás nervioso y no sabes ni lo que dices... -contestó Zero.
-Lo que ha dicho es verdad Zero... -confesó Kevin de espaldas a la puerta del rellano que se abría cuidadosamente.-Pero lo hice porque... Bueno, es que yo tenía una misión por la zona, y lo vi solo, y tan mono... Jamás me habría imaginado que había salido contigo ni nada, tú nunca lo describiste y... ¡Yo respeto las parejas! -se excusó Kevin.
-¿Ah sí? -preguntó una voz a las espaldas del rubio.
-C-Cariño... -tartamudeó Kevin dándose la vuelta lentamente.
-Porque esto lo sabía de antes, que si no... ¡Qué sepas que estoy muy enfadada! ¡Apenas llevábamos un año saliendo y tú vas y violas a un niño de 15 años?-espetó Haruka.
-Pero... ¿Cómo te has enterado? -preguntó asustado.
-Cuando vi que te obsesionabas tanto con el niño pensé que estaría bien ponerte un detective. Al parecer hubo testigos oculares de lo que hiciste, o sea, que si quiere, Max puede denunciarte ahora mismo.
-Haruka yo... Te juro que te lo quería contar... (Max, ¡no me denuncies!)
-Que sepas que ayer te puse los cuernos con cuatro negros, no había ni uno que la tuviera tan pequeña como tú. -confesó Haruka con una sonrisa.
Provocó risitas de las chicas al fondo de la sala. Jess gritó un “¡Así se hace muñeca, y yo pensando que me caías mal!
-Quiero el divorcio. -dijo Haruka.
-¡No, espera, por favor! -gritó Kevin siguiendo a su mujer escaleras arriba.

La habitación volvió a quedar sumida en el silencio.

-Max, yo...
-Zero no, estoy harto. Harto de mentiras, de follones de... De todo. Escapé de Japón por ti y me seguiste. Te dí una segunda oportunidad. La has desaprovechado. Adiós, Zero. -dijo Max y se fue corriendo de la casa.
-¡Max, no, espera! -gritó Zero persiguiéndolo.

Volvió el bullicio a la habitación y las chicas comenzaron a cuchichear.
-Esto parece un culebrón... -sentenció Hikari.
-Y que lo digas... O un cine. -la apoyó Megumi.
-Van a acabar todos muy mal, menos mal que Koichi está mejor. -dijo Judith.
Koichi sollozó sobre la mesa y Hikari le dio unas palmaditas en la espalda.
-Oh, pues si Kevin está libre, yo ataco. Y seguro que me puedo tirar otra vez a Max. Con Zero ya lo veo más complicado, es un peliblanco estrecho... -enumeró Jessica con los dedos y un aire soñador.
-Madre mía... Me va a tocar consolarlos a todos... -dijo Hiro tocándose la frente.
-Pobre Zero-san... Tengo que ir a hablar con él... -dijo Momoe muy preocupada al borde del llanto.


Pero no todo eran malas noticias. En otra casa, no muy lejos de allí, un chico de pálida tez y oscuros cabellos acechaba en una esquina. Llevaba ropas negras, una chaqueta sin mangas y el brazo lleno de cadenas negras. Se disponía a atacar.

Allí está Lacey, le voy a dar una sorpresa...

-¡Señorita Hate, prepárese para ser violada!-gritó agarrándola desde atrás por la cintura.
-¡Ay Yasu! ¡Qué susto me has dado! -contestó la morena sonriendo.
-Tengo algo muy importante que decirte.
-¿De qué se trata? (¿La violación para cuando?)
-¿Quieres casarte conmigo? -preguntó el demonio hincando rodilla con la mano de Lacey entre las suyas.
-¿¡Qué!? -gritó emocionada tapándose la boca.
-Pero sería una ceremonia satánica... No pienses que voy a rebajarme al nivel de los humanos normales...
-¡CLARO QUE QUIERO! -gritó la vampira saltando a los brazos de su futuro marido.
-Entonces, ¿de verdad quieres? Piensa, que no hay vuelta atrás. -dijo el demonio abrazándola.
-Yasu, hemos pasado muchas cosas juntos, compartimos una hija y te quiero como nunca he querido a nadie en mis 549 años de vida... Quiero estar contigo hasta el final de los tiempos, por lo tanto, sí quiero. -contestó a punto de llorar.
-Aunque no me oigas mucho decirlo... Te quiero Lacey, te quiero mucho.
-Lo sé, yo también te quiero Yasu.
Entrelazaron sus manos y escucharon un llanto, era Zoe. Yasu se ofreció a ir y Lacey se quedó mirando a su futuro marido con mucha felicidad.




Fotohistorias aquí y aquí

No hay comentarios:

Publicar un comentario