domingo, 14 de diciembre de 2014

94 | 27/12/11 – Granada, España. Congeladamente frío.

(La historia de Mio y Mayu pertenece al videojuego Project Zero 2 (o Fatal Frame 2) de Tecmo)


Dos meses habían pasado desde que Emily llegó a la casa y ya se sentía como una más. Scarlett y ella se hicieron aún más amigas, aunque ésta prefería estar con su novio o su “Clan” como ella les llamaba. A Emily realmente no le importaba, pues creía fervientemente que encontraría su alma gemela algún día. Mientras tanto disfrutaba viendo yaoi en directo. Y es que Emily era una fujoshi en condiciones. Le encantaba ver tanto chico gay por todas partes, se preguntaba si había alguno heterosexual aparte del novio de Scarlett y sus hermanos. Aunque con quien había hecho buenas migas de verdad era con Tatsuha, uno de los hermanos de su amiga. Al principio Tatsuha intentó ligar con Emily, pero al ver que ella prefería verlo con otro tío se le quitaron las ganas. Habían encajado bien.

Era diciembre, había pasado Nochebuena, que fue bastante rara. Había mucho follón dado que ahora había más gente que antes, así que organizaron el salón por mesas. Una resultó ser un completo desastre ya que estaban Hiro, Max, Zero, Koichi, Kevin y Ryuichi; Zero y Max se evitaban todo el rato pese a que les tocó comer en asientos contiguos, Koichi se pasó la cena intentando meter mano a Max, Zero se acabó cabreando y se fue... Un completo desastre. Otras mesas como la “mesa oscura” donde comieron Scarlett, Yasu, Sebastian, Lacey, Zoe, Tatsuha y Kain fue más tranquila, como una familia normal, pero todos vestidos de negro. Y las demás mesas,  que eran de todas las chicas y niños pequeños eran un cotorreo incesante. La casa seguía decorada con el árbol y las luces aunque ya casi nadie les prestaba atención.
Aquel martes fue un día muy tranquilo, y aunque venía gente nueva, tan solo Sakura estaba para recibirlas.

Eran dos gemelas japonesas. La casera de la casa CLOUD las había traído desde Japón personalmente, por lo que todos estaban un poco impresionados. Un coche negro oficial de CLOUD paró en la puerta y se apearon las chicas, junto a ellas un guardaespaldas trajeado de negro con gafas de sol, pese a que las nubes lo tapaban todo. Entraron en el recinto y el coche aguardó en la puerta hasta que la entrada principal se abrió y ambas entraron a la casa.

-Encantada de conoceros, yo soy Sakura. -saludó amablemente una vez habían llegado al salón.
-Mucho gusto. -dijeron al unísono.
-Os voy a traer un té, hace bastante frío, vendréis congeladas. -dijo sonriendo.

Al cabo de unos minutos, Sakura volvió con una bandeja, y al instante, una de las gemelas se levantó y le ofreció ayuda, la otra simplemente miraba el suelo cayada.

-Gracias. -dijo Sakura.
-No es nada...
-Bueno, ¿y cómo os llamáis? -preguntó mientras cogía un puff y se sentaba frente a ellas que estaban sentadas en el sofá.
-Yo soy Mio, y esta es Mayu. -se presentó sonriendo ligeramente.
Mayu simplemente asintió, miró a Sakura un momento y volvió a mirar al suelo.
-¿Le ocurre algo? ¿Es muda o...?
-No, no... Es que... No habla mucho desde que volvimos de... De allí. -respondió misteriosa.
-Mio... Quiero que sepáis que esto es una familia, y estaremos aquí con vosotras siempre, podéis confiarme cualquier cosa, ¿vale? -le dijo amablemente tocándole la mano.
Las gemelas se miraron un instante y cuando Mayu le asintió, Mio volvió a mirar a Sakura.
-Bueno... Digamos que hemos tenido unas semanas un poco... Raras...
-Contádmelo, estoy aquí para ayudaros.
Mio volvió a sopesar y a mirar a su hermana, que volvió a asentir sin decir nada.
-Cuando éramos pequeñas Mayu y yo solíamos jugar en los bosques de la aldea Minakami, en Japón. Nuestra madre enfermó y la ingresaron en un hospital, así que nos cuidaba nuestro tío Kei... Nos enteramos de que iban a destruir el bosque donde jugábamos para construir algo y... Decidimos ir a verlo por última vez...

Mio paró unos segundos, se le había secado la garganta, el simple hecho de recordar todo aquello le ponía los pelos de punta.
-... Bueno... Allí habían pasado... cosas extrañas... Hacían rituales y... Bueno, no vas a creértelo...
-Estoy segura de que sí. -le sonrió de nuevo la morena-pelirroja.
Mio asintió y prosiguió con su historia.
-Allí vimos cosas... Espíritus... Fantasmas. De la gente que vivió allí. Hacían...Ceremonias con los gemelos y gemelas del pueblo, como una ofrenda... Una debía matar a la otra para convertirse en una, así se transformaría en mariposa y protegería la aldea... All God's siempre está sumido en la noche... Se decía que si alguien se perdía allí, la niebla lo absorbería -paró unos segundos-. Los espíritus de aquel lugar vagaban eternamente en la oscuridad... Un ritual les había salido mal y todo el pueblo quedó maldito... Nos querían a...nosotras, para volver a celebrarlo... Raptaron a Mayu y... Conseguimos escapar por muy poco...

Después del escalofriante relato, Sakura, que les creyó en todo y les aseguró que allí no les pasaría nada, y que, aunque no fuese su bosque de la infancia, el jardín era muy amplio y tenían cerezos.

Sakura las acompañó al piso de arriba, a su habitación. Estaba a mano derecha, justo al lado de las escaleras. La habitación era solo para ellas. Sakura les pidió que apuntaran su nombre en la plaquita de la puerta y se despidió, dejándoles intimidad.

Mio y Mayu entraron en la habitación, estaba pintada de un bonito rojo carmesí y las cortinas eran con motivos florales muy japoneses. Había dos camas a ambos lados de la ventana, grandes armarios empotrados y un escritorio vacío. Mio y Mayu, que pasaban gran parte de su tiempo en silencio, vaciaron las maletas y metieron su ropa en los armarios.

Mayu, que tenía la pierna derecha dolorida se sentó. Un día, cuando tenían 5 años, estaban jugando en la aldea, corrían. Mio se soltó de la mano de su hermana. Incitó a su hermana a correr más deprisa y Mayu, en un intento por alcanzarla, cayó por un terraplén y quedó coja. Fue ese día cuando Mio le prometió a su hermana que jamás la volvería a dejar sola. Y cumplió, o por lo menos hasta que entraron de nuevo en la aldea 10 años después, en parte culpa de Mayu por seguir una mariposa carmesí.

Mayu era extremadamente sensible al mundo de los espíritus, cualquier cosa, la oía, la sentía... Y es que eran esas pequeñas cosas las que las diferenciaban. Mio también tenía un sexto sentido, pero no tan agudo como el de su hermana. Físicamente eran casi idénticas, cabello corto y lacio, castaño oscuro, Mio con el flequillo ladeado y Mayu cortado recto, pero nada más, sus ojos castaños idénticos, los de Mio más llenos de vida y los de Mayu más apagados.

Mio adoraba la lectura, observar aves y hablar de ellas, las verduras... A Mayu le encantaba la música, los animales, la fruta... Ambas amaban pasear por los bosques y estar juntar. Desde su aventura en All God's, Mio había desarrollado cierta habilidad con la cámara, pues fue allí donde encontró un objeto curioso. La cámara oscura. Servía para captar cosas que el ojo humano no puede a simple vista. Era una cámara para ver espíritus,  verlos y exorcizarlos, fue así como consiguieron salir ilesas de aquella aldea, pues solo tenían aquella vieja cámara como arma.

Mayu, la hermana mayor, se sentó en el borde de la cama, cuyas sábanas eran rojo carmesí. Estaba pensativa, aunque en ese momento fuese por todo lo que habían vivido, pero ella siempre  había sido una chica muy calmada, obediente y tranquila, al igual que su hermana Mio, solo que ella era más habladora y abierta con la gente. Miró a su hermana.

Mio estaba de pie, junto al escritorio. Dejó encima una cámara muy antigua, de fuelles, con caracteres japoneses alrededor del objetivo. La miró fijamente, intentando borrar los recuerdos de su cabeza, pero era imposible. Se volvió y contempló como la miraba su hermana. No le gustaba aquella cámara, la asustaba.

-Sé que no te gusta, pero... Me siento más protegida si está cerca... -se excusó Mio.
-Lo entiendo... Y yo también quiero que la tengas cerca...

Se miraron de nuevo en silencio.

-Estaremos juntas para siempre, ¿verdad? -preguntó Mayu.
-Claro.

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