lunes, 3 de febrero de 2014

82 | 24/4/11 – Granada, España. Noche ajetreada. (2)

Habían pasado horas, eran las 2:38 aproximadamente cuando Max dejó de beber por el increíble mareo que tenía, le daba vueltas todo pese a estar sentado. Pensó que sería cosa de la medicación o de las luces del pub, ya que no había bebido alcohol.

–Estoy un poquito mareado … –dijo Max agarrándose la cabeza.
–Ven anda, aquí detrás hay un hotel, vamos a descansar. –le dijo amablemente Kevin ayudándole a levantarse.
–Vale …

Se estaban yendo cuando Hiro salió de una puerta trasera buscando a Max con la mirada. Lo encontró al segundo casi, del brazo de un hombre alto que no logró identificar ya que se perdieron rápidamente entre la gente del local. Fue corriendo hasta ellos pero una chica se puso en su camino y empezó a preguntarle si era músico. Hiro, que pensó que Max estaría pasándoselo bien decidió pasárselo bien él también con aquella bella chica.

El hotel estaba justo detrás del pub, e incluso en la recepción se escuchaba la música, quizás era por eso que el establecimiento estaba casi completamente vacío. Kevin pidió una habitación mientras Max se apoyaba mareado en el mostrador. El recepcionista les dirigió algunas miradas extrañas y les dio la tarjeta de una habitación.

Una vez dentro, Kevin recostó a Max en la cama, que seguía bastante mareado y se acercó a un perchero donde dejó su camisa. Se dio la vuelta y miró a Max que se tapaba los ojos tumbado en la cama. “Esta es mi noche.” pensó Kevin.

–Ven aquí, Max. –dijo sensualmente el peliblanco.
–¿Por qué no vienes tú? Creo … que no me puedo levantar … –respondió agarrándose la cabeza
–Me has cortado un poco el rollito, pero bueno, voy yo.
–¿Decías?
–No, nada nada. –dijo el peliblanco subiendo a la cama echándose sobre Max. –Estás muy guapo esta noche, Max.
–Yo siempre estoy guapo … ¿Qué haces? K-Kevin, suéltame que no estoy para tonterías, estoy super mareado …  –dijo Max intentando apartar a Kevin.
–Es verdad eso de que el alcohol te hace efecto rápido, ¿eh? –dijo Kevin poniéndose de rodillas.
–¿E-Era alcohol? ¡Apártate de mí! –le gritó Max intentando escapar.

Max lo apartó torpemente y se cayó de la cama. Gateó e  intentó arrastrarse sin dejar de mirar a Kevin que seguía en la cama de rodillas.
–¡Déjame en paz! –le gritó Max otra vez.
–Como sigas así tendré que atarte. –respondió el mafioso sonriendo.

Max, asustado, continuó echándose hacia atrás en el suelo hasta que tocó algo con la mano. Debajo de la alfombra había un cuchillo. ¿Casualidad o suerte? Max lo cogió con todo el equilibrio que le quedaba y apuntó a Kevin.
–N-No te acerques o …
–¿O qué, me vas a rajar? –dijo divertido levantándose de la cama y acercándose a Max– ¡Te vas a enterar enano! –gritó abalanzándose sobre él.
–¡Aaaaah!

Max gritó asustado y blandió el cuchillo sin mirar. Al segundo la fuerza cedió, Kevin le había soltado y estaba reculando. El menor abrió los ojos y se encontró con la realidad y sus acciones. Le había rajado el brazo derecho a Kevin, la sangre le resbalaba y caía en el suelo de moqueta verde dejando manchas oscuras.
–Oh …
–Ahora sí que me has enfadado. –dijo Kevin con el ceño fruncido.

Max cayó hacia atrás, ahora sin cuchillo, que se le había caído del miedo. No tenía escapatoria. Kevin tenía un semblante horrible, daba pánico mirarle a los ojos, y más con el brazo sangrante, que lo sujetaba con la otra mano. Lo violaría de nuevo y probablemente lo mataría después, porque sus ojos parecían los de un asesino en serie. Pero en toda película de asesinos hay un poli bueno que siempre los salva a todos. Bueno, en este caso no era un policía.

–¿¡Qué pasa aquí!? ¡MAX! –gritó Hiro derribando la puerta.
–¡Hiro! –gritó Max volviendo la cabeza sin dar crédito a lo que veía.
–¿Estás bien, Max? –le preguntó Hiro abrazándolo.
–S-Sí … ¿Cómo nos has encontrado? –preguntó Max.
–Os vi salir del pub, aunque no sabía que era Kevin. Una chica me dijo que os oyó decir que os ibais a un hotel y sé que tú eres incapaz de engañar a Kyo, así que pensé que te habrían drogado o emborrachado … Con esa carita que tienes …
Max sonrió y abrazó de nuevo a Hiro. Kevin los miraba asqueados, a uno por interrumpir, y al otro por hacerle sangrar. Hiro ayudó a Max a levantarse y le echó un último vistazo a Kevin que seguía sangrando.

–Tú y yo ya hablaremos. –dijo antes de coger a Max del brazo y salir de la habitación.
–Hijo de …

Hiro llevó a Max de vuelta a casa. Al final no había actuado, pero no le importaba, lo más importante ahora para él era su amigo. Ese desaprensivo había intentado violarle otra vez y le importaba una mierda que lo hubiera hecho un amigo suyo. En el fondo, Kevin nunca le había caído bien, siempre había intentado pasar de él, pero hacerle eso a Max no le gustaba un pelo. Tumbó a Max en su cama y le acarició la cabeza, seguía algo mareado pero con los pies en la Tierra al menos.

–¿Cómo te encuentras? –le preguntó Hiro.
–M-Mal …
–Duérmete, luego llamaré a Kyo para contarle lo que ha pasado.
–V-Vale … Buenas noches.

Hiro se iba a ir cuando Max le agarró de la camiseta.

–Siempre acabas salvándome.
–Y siempre lo haré, Max.
–Siempre serás mi Mesías.

Hiro sonrió y Max le soltó la camiseta. Salió de la habitación pensando en si contarle a Zero todo lo que había pasado, al fin y al cabo, Zero seguía enamorado de Max, pero Kevin era uno de sus mejores amigos … Por el momento sería mejor no decirle nada, pensó Hiro.



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