viernes, 10 de agosto de 2012

24 | 17/3/09 – Japón, algún lugar de Tokyo. Nublado y lluvioso.


 Max yacía inmóvil sobre su colchón en el oscuro callejón. Notaba como se consumía lentamente, como el dolor y las drogas hacían estragos en todo su ser... Quería acabar con toda esa locura, quería volver a tener ilusiones, a soñar, a vivir junto alguien que le quisiera.... Todo aquello sonaba tan lejano, tan inalcanzable, tan.. imposible.

De repente, un hombre surgió entre las sombras, preguntando si había alguien. Max, sobresaltado, se levanto y se le quedó mirando desde el colchón.

-¿Q-Quién es? -preguntó nervioso con la voz más masculina que sabía entonar.
-Esto... -el extraño se acercó más y bajó el tono.- … me han dicho que tú eres de los que consumen... Cocaína...
-¿E-Eh? Bueno... Yo... Sí, pero si vienes a venderme ya te digo que no tengo dinero, le he dado todo lo que tengo a los vagabundos de la plaza...
El extraño se sentó junto a Max. Podía ver sus facciones, tendría más o menos 4 o 5 años más que él. Tenía el pelo rubio platino, casi blanco, peinado en una pequeña cresta. Sus ropas eran negras y ligeramente elegantes. Llevaba un maletín y poco más. Algo en él le hacía sentirse familiar y a la vez desconfiado.
-Vaya, eres muy joven, ¿cómo es que vives aquí?
-Problemas... familiares.
-Pero pareces menor de edad... Si fueras a la policía podrías entrar en un centro de menores, no tendrías que vivir en la calle...
-Todo lo que me queda es mi libertad, no pienso dársela al primer policía que pase, y si me vas a delatar...
-Yo no te voy a delatar a nadie, yo vengo en calidad de camello, solo trafico, lo último que querría ahora es ver a un policía.

Hablaron durante un par de horas, el chico parecía majo, pero tenía un deje de maldad que no le gustaba, por no hablar de las miraditas y comentarios que soltaba de vez en cuando; eres muy mono o te sientan muy bien esos pantalones.

-Bueno, pues tengo que seguir vendiendo mi mercancía.
-Q-Que te vaya bien...
-Gracias. A lo mejor mañana me paso a verte de nuevo.
-V-Vale... Adiós...
-Adiós, guapo.

No le gustaba aquel tipo... Pensó en cambiar de lugar, pero trasladar un colchón y todas sus “pertenencias” de lugar le parecía arriesgado, no sabía a donde ir. Max se sentía indefenso cada vez que aquellos ojos azules amarillentos le miraban.  

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