viernes, 3 de agosto de 2012

9 | 25/2/06 – Japón, Tokyo. Nublado.


(Tiene contenido Lemon.)

Ese era el día. Todos los días eran para Zero un verdadero infierno. En el trabajo no podía dejar de pensar en otra cosa que no fuera esa noche tan esperada. Cuando llegaba a casa era casi peor, Max estaba bastante raro y no paraba de insinuarse y de comportarse de manera extraña. Estaba provocándole. No había otra explicación. Le susurraba cosas indecentes al oído cuando menos se lo esperaba. No eran realmente indecentes, pero tenían su doble sentido y se entendía perfectamente.
Se sentaba encima suyo y movía las caderas para acomodarse, o se paseaba por la casa en pantalones cortos o directamente en ropa interior. Zero lo interpretaba como señales de cortejo, o eso, o como las niñas de las discotecas que se te insinúan. Le daba igual, quería que fuera ya la hora de irse a dormir, aunque sabían ambos que dormir, dormir poco.

Ese día Zero llegó algo más tarde del trabajo. Max no le había preparado baño, pensó que no le haría falta, pero nada más entrar Zero por la puerta se metió rapidamente en el baño alegando que se tenía que duchar. Max alzó una ceja en señal de protesta y de sospecha. Se sentó a la mesa y comenzó a jugar con su Iphone. Al cabo de unos 20 minutos, salió Zero de la ducha ya con el pijama puesto. Había comprado unos pijamas a juego para los dos, y le parecía que le quedaban bastante bien. Max llevaba una camiseta blanca de los Beatles y unos pantalones cortos bombachos de cuadros grises y blancos. Él en cambio llevaba una camiseta de los Beatles igual a la de Max pero en negro, y unos pantalones largos de cuadros negros y blancos. Se los veía realmente adorables desde fuera.
Zero, aún con el pelo mojado, se sentó en la mesa y comenzó a comer sin mirar ni siquiera a Max.
Éste, dejó su Iphone y frunció el cejo. Se quedó mirando unos momentos a Zero con los brazos cruzados hasta que éste levantó la vista.
-¿Qué pasa? ¿No me piensas ni saludar o qué? -dijo algo enfadado.
-¿E-Eh? C-Claro cariño, perdona... Es que estoy que no estoy... -dijo nervioso tocándose la frente.
-Ya veo... No me has dado ni un beso... -respondió bajando los brazos y la cabeza.
-No cariño, no pongas esa carita. -dijo mientras se acercaba y le daba un beso en los labios.
-Ahora ya no vale...
-Pues te has dejado. -dijo riendo.
-Y-Ya lo sé... -dijo aún enfurruñado, algo que Zero veía adorable.

Cuando terminaron de comer, Zero fue a lavar los platos a la cocina. Lo hacía más lento de lo normal, como si no quisiera salir nunca de la cocina. Max se había dado cuenta por supuesto.
Recogieron todo y fueron al salón. Zero se quedó plantado en mitad de la estancia mirando al suelo.

-¿Qué te pasa Zero? Estás rarísimo... -dijo Max con un tono de preocupación en su voz.
-Bue-bueno... Yo...
-¿Sí?
-Joder Max -dijo dándose la vuelta para mirarlo.- estoy nerviosísimo.
-Pues imagínate yo...
-No, no, la última vez empezaste tú, y ahora quiero empezar yo... Pero claro, si no sé ni por donde empezar... E-Es que... Llevo esperando este día toda la semana, y ahora estoy demasiado nervioso...
-Zero, me estás poniendo más nervioso a mi y me estás sacando de quicio... Si tú no sabes qué hacer pues entonces yo... -dijo de mala gana dejándose caer en el sofá.
-No Max, no te pongas así.... -Zero se armó de valor- Venga, que te vas a enterar.

Zero se acercó con paso decidido y cogió a Max cual saco de patatas y se lo echó al hombro. Max ahogó un grito de sorpresa y se dejó llevar a la habitación. Estaba totalmente oscura ya que estaban las persinas bajadas para evitar que el calor se fuera.
Zero soltó a Max en la cama y se quedó de rodillas en el borde mirándolo. Se tocaba la cabeza como si se hubiera hecho daño, pero eso era imposible, la cama era muy suave y blanda.
Se recostó sobre Max sin aplastarlo y comenzó a besarlo. Max se cogía al cuello de Zero y enlazaba sus dedos en su pelo blanco como la leche. La lengua de Zero entraba tímida en la boca de Max, haciendo el beso más apasionado y húmedo. Max ahogaba pequeños gemidos en el fondo de su garganta, y Zero estaba cada vez más caliente, sentía que iba a estallar. Metió una de sus manos bajo la camiseta de Max, rozando su piel y haciendo que se estremeciera con el contacto de su fría mano. Subía lentamente su mano, palpando todo el torso de Max, que estaba metiendo sus manos debajo de la camiseta de Zero para agarrarse a su espalda. De repente, a Zero le molestaba la ropa de Max y a Max la de Zero. Éste se separó de los labios de Max para hacer un pequeño inciso y quitarle la camiseta a su amante. Se dejó y después quitó la camiseta de Zero, dejando ver esos músculos que le volvían loco. Max se levantó poniéndose de rodillas frente a Zero y comenzó a morder su cuello, a lamerlo, a chuparlo, a hacerlo suyo. Zero se dejaba hacer mientras soltaba pequeños y roncos gemidos, acariciando la cintura de Max. El menor bajaba sus besos por su clavícula, después por su pecho, su barriga...
-¡No! -dijo Zero sorprendido cogiendo a Max por la cara.
-¿Qué pasa?
-No... Es que no quiero correrme antes de que lo hagamos... ¿Vale?
-B-Bueno vale... -dijo Max apartándose un poco, avergonzado.

Zero se echó sobre Max, que abría sus piernas dejándole espacio. Zero y Max estaban completamente pegados, no podían estar más cerca el uno del otro. Zero agarraba a Max de las caderas mientras lo besaba apasionadamente, con necesidad, necesidad de más, de mucho más... Perdiendo el control. La dura erección de Zero chocaba contra la de Max, que gemía a cada pequeño contacto en la zona,a cada fricción por el movimiento de caderas. Zero se levantó un poco, miró a Max que estaba respirando agitadamente y sonrió suficiente. Después cogió a Max de las caderas y lo levantó. Se deshizo de sus pantalones. Max se incorporó, y mirando a Zero con la mayor cara de chulería que él había visto jamás, se acercó a su pantalón y se lo bajó usando unicamente la boca. Esto excitó mucho más a Zero, que se lanzó encima de Max comiéndole literalmente el cuello. Max no paraba de gemir mientras Zero comenzaba a bajarle los bóxers.
Los lanzó lejos y después se separó para quitarse los suyos. Estaban los dos completamente desnudos y pegados, como si fueran un único ser. Zero no paraba de frotarse contra Max que no podía parar de soltar gemidos. Zero lo vio adorable, los gemidos de Max eran bastante femeninos, como de damisela en apuros, y lo ponía muy cachondo. Seguía besando a Max cuando empezó a bajar una mano hasta la entrada de Max, éste se asustó un poco al contacto pero después se tranquilizó. Zero comenzó despacio a introducir un dedo, a Max se le veía algo tenso, por lo que costaba aún más. Cuando consiguió meterlo en su totalidad, Max soltó un gemido de dolor. Zero le preguntó si le dolía mucho, a lo que Max no contestó mientras una lágrima solitaria recorría su mejilla. Zero le dijo que no se preocupara, que eso era al principio, que luego le gustaría, pero a Max no se le veía muy convencido, porque estaba igual de tenso o más.
-Max, te tienes que relajar, si no, me voy a quedar sin dedo, y después sin otra cosa más importante. -dijo Zero tranquilamente y algo chistoso para relajar a Max.
-Ya, eso es muy fácil de decir cuando no te están metiendo un... -se calló de pura vergüenza.

Zero hizo caso omiso de Max y empezó a mover el dedo dentro de Max. No podía parar de soltar gemidos de dolor, molestia y en el fondo... placer. Zero seguía porque sabía que tarde o temprano el dolor se iría, así que siguió y al cabo de un rato introdujo otro dedo. Max volvió a soltar otro gemido de dolor, algo menos intenso que el anterior. Zero siguió moviendo los dedos mientras Max se retorcía de placer y dolor. Después los sacó y dijo que no se tensara, que ahora le iba a introducir algo más grande. Max estaba asustado, pero ya habían llegado muy lejos como para echarse atrás, así que se dejó hacer mientras se agarraba a las sábanas, asustado.
Zero agarró con una mano la cadera de Max y con la otra cogió su miembro y empezó a introducirlo lentamente en el culo de Max. Éste empezó a quejarse agarrándose más fuerte a las sábanas. Zero le suplicaba que se relajara un poco mientras seguía introduciendo su miembro. Cuando faltaba poco para introducirlo por completo, decidió introducirlo del todo de una vez, haciendo que Max gritara de dolor. Zero acarició la cara de Max y después bajó sus manos hasta sus caderas para poder cogerlo mejor. Max estaba muriendo de dolor, le estaban rompiendo el culo de mala manera. Le dolía horrores, por no hablar de la presencia extraña a la que todavía no se había acostumbrado.
Zero, cogiendo por las caderas a Max, comenzó a moverse, sacando y metiendo su miembro en Max. Éste seguía doloroso, quejándose.... Pero poco a poco, el dolor se fue disipando. Se estaba acostumbrando al miembro de Zero. Max empezó a gemir, ya de placer, algo más relajado, por lo que Zero pudo moverse con más libertad. Gemía mientras embestía a Max, el verlo tumbado frente a él gimiendo era la mejor escena que había presenciado jamás, ni en cualquiera de sus múltiples fantasías, eso era mil veces mejor, la realidad era mil veces mejor. Max miró por un momento a Zero que seguía embistiéndolo, cada vez más rápido, y no pudo evitar mirar a otro lado y taparse la cara avergonzado.
-¿Qué haces? No te tapes la cara, que te quiero ver bien... -susurró Zero entre gemidos.
-N-No... A-Aaah... Me... me da vergüenza...aah... -respondió Max entre gemidos también.
-A estas alturas, ¿no?

Dijo Zero, y cogió las manos de Max y las puso sobre su cabeza, sujetándolas las dos, mientras lo penetraba más rápido todavía. La espalda de Max se arqueaba y su cadera se movía más descontroladamente, haciendo enloquecer a Zero. El peliblanco se tumbó completamente sobre Max levántandole más las piernas, haciendo que su miembro llegara hasta el fondo. Max gritaba, gemía de placer, quería más, quería más al fondo, quería más fuerte, quería mucho mucho más y no paraba de pedírselo a Zero, que obedecía en todo lo que le dijera.
-¡Aaaaamh, Zero! ¡Sí,uuhm, sí, más rápido! -gritó Max.
-S-Síí-í...Aaaaah.... -respondió Zero.
Zero estaba ya apunto de llegar al clímax, susurrándoselo en la oreja a Max, que no sabía qué hacer.
-Aaaah...Yo, yo también... Aaah Zero... Hazlo dentro. -dijo Max simplemente.
Zero obedeció y tras unas embestidas, Max movió violentamente la cadera y se corrió sobre su estómago, haciendo que Zero se corriera también, dentro de Max.
-¡AAAAAAH! -Gritaron al unisono.
Zero exhausto, sudando y aún dentro de Max le dijo:
-Te quiero.
-Y yo.

Y ambos se quedaron dormidos, abrazados y desnudos. Cansados. Sudando. Mojados. Felices.  

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